Pocas veces un equipo tiene el privilegio de contar en su cantera con un futbolista de tanto porvenir. Hablamos de Álvaro Vadillo, que a sus 17 años es por méritos propios la joya de la corona de la entidad verdiblanca.

El chaval se sale en el Betis B, ya ha debutado en Primera… pero nadie quiere que se quede en el camino, que dentro de unos años sea uno de tantos canteranos que despuntan y no cumplen ni de lejos las expectativas creadas. Por eso, en el cuadro de la Avenida de la Palmera siguen una política muy parecida a la que en su día usara el Joventut con Ricky Rubio. Tan exitosa como lógica.
A pesar de ser requerido un día sí y otro también por los medios, desde el club se dosifican sus apariciones públicas. Entrevistas en los medios oficiales y contadísimas en los demás. Hablar poco para que nada le pueda perjudicar. Para que la fama y la notoriedad no le pasen factura.También lo dosifica Pepe Mel. Aunque ya le ha abierto de par en par las puertas del primer equipo, le ha dejado claro al gaditano que tendrá que jugar de vez en cuando en el filial. Para seguir formándose y no calentar banquillo o cemento cuando no tenga opciones de jugar con la primera plantilla.
Más. Porque se le cuida en lo físico. Normal cuando se habla de un chaval que todavía no es mayor de edad. Trabajo de gimnasio para ganar en musculatura, que no le reste un ápice de velocidad, una de sus principales virtudes sobre un terreno de juego. Una alimentación sana y, como al resto de futbolistas de la entidad, trabajo psicológico para que siga con una cabeza tan bien amueblada.El Real Betis pone los medios para que Vadillo no se pierda, triunfe y le dé muchas tardes de gloria a la entidad verdiblanca. Como hiciera no hace mucho Ricky Rubio en el Joventut
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