
"Si tienes una cantera que vale, da igual que tengas dinero o no, hay que aprovecharla". La frase es de Juan Luna Eslava, secretario técnico de un Córdoba que vuelve a confiar en la gente de la casa. Como ha sido históricamente. Pero con una importante salvedad, al menos con lo ocurrido en los últimos tiempos. Ahora los canteranos tienen protagonismo real. Son piezas clave en el proyecto, no meros rellenos a los que sólo se mira cuando el trabajo ya está hecho. Mucha culpa de ello la tiene Paco Jémez y la continuidad que ha dado al trabajo iniciado en los dos cursos anteriores por Lucas Alcaraz, que ha permitido que tres jugadores criados en el club -Fuentes, Fernández y Javi Hervás- estén plenamente asentados como titulares. Algo que no ocurría desde la irrupción de Javi Flores, en aquel primer año en el infierno de Segunda B. Sólo ellos han podido disfrutar de una apuesta por la cantera de verdad en un club que tradicionalmente ha vivido de eso. Un club al que cuando había mecenas detrás dispuestos a poner montañas de dinero cada verano se le fue el norte. Porque en esas primeras campañas del siglo, mirar hacia abajo era sólo de cara a la galería. Un premio para los más aplicados, sin visos de continuidad. Afortunadamente, aquello ya pasó.
Lo que hoy están disfrutando Javi Hervás y compañía lo echaron de menos gente como Guille, hoy integrante de la plantilla del Alcoyano. Él, como Rubén Cuesta, Sarmiento, Rafa Moreno, Andrés Armada o Sebas se vieron de un día para otro jugando en Segunda de la mano de Juan Verdugo y Rafael Jaén. Fue el final del ejercicio 2000-01, en el que el CCF estaba ya asentado en mitad de la tabla, sin objetivos por arriba ni por abajo. Luego nadie se acordó de ellos y todos tuvieron que hacer las maletas con la ilusión de labrarse un futuro lejos de casa, ya que en los megaproyectos de entonces no había lugar para jugadores sin pedigrí. Sin nombre.
Sólo hubo lugar para algunos en una aventura marcada por la modestia, con Iosu Ortuondo al mando de todo. Fue el momento de Alfonso Gutiérrez, David Carmona y Juanlu, el mejor negocio reciente del club blanquiverde, con aquella venta al Valencia un par de meses después de ponerlo en el escaparate. Pero la apuesta salió rana. Y ya no hubo lugar para mirar más hacia abajo. Sólo la irrupción de Flores, que coincidió con el descenso a Segunda B y la consiguiente reducción presupuestaria, alegró algo el panorama. Quizás ese fue el germen de la época actual. Sea casualidad o no, otra vez cuando escasea la pela. Pero lo cierto es que ahora la cantera tiene sitio en un equipo que está mejor que nunca, que aspira a todo. Un CCF que conecta como hacía mucho que no lo hacía con una afición que se identifica más fácil con los suyos cuando hay gente que ha mamado los colores.
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