Fue Valdano el que en su día habló de Romario como "un jugador de dibujos animados" por las cosas que hacía. El Atlético tiene, en la cantera, a su propio futbolista de fantasía. Se llama Óliver Torres Muñoz. Apunten este nombre porque es el de una estrella en ciernes. El tiempo dará y quitará razones, pero lo que a día de hoy se ve es un futbolista elegante, de una calidad bárbara y un gran futuro. Y con ése nombre estaba escrito, porque a este chaval de 17 años de Navalmoral de la Mata (Cáceres)lo bautizaron así precisamente por Óliver Atom, el popular protagonista de la serie japonesa que triunfó en España en los 90.Como el adolescente nipón, Óliver Torres soñaba con ser profesional y su historia es la del sacrificio personal y familiar por llevarlo a cabo. "Basta con verle calentar para darse cuenta de que es un jugador diferente", apuntan los que le conocen. Y dicen bien, porque este elegante medio ofensivo es de lo más prometedor de la cantera. Es uno de los pilares del Juvenil de División de Honor de Óscar Mena que está asombrando en su categoría y que ayer se medía al primer equipo en el entreno. Si nada se tuerce, junto a Manquillo, está llamado a ser jugador del primer equipo de aquí en unos años.
Su familia, de origen muy humilde, ha tenido que hacer sacrificios enormes para que él pueda estar viviendo su sueño. Óliver emprendió su particular aventura con apenas 10 años, cuando hizo las maletas con destino a Cataluña para formarse en la Fundación Marcet. Allí estaría un año hasta que hacía una prueba con el Atlético. Con 13 años se mudaba a la capital de España. En la cantera rojiblanca existían ciertas dudas sobre el chaval porque su constitución física era muy menuda. Sin embargo, su entorno se encargaba de llevar al chico a un endocrino para que le realizase un estudio. Los resultados hablaban de que alcanzaría el 1,78 de altura, suficiente para desterrar las dudas sobre su fragilidad física.
Pese a ello, ése handicap le impedía hacerse rápidamente con la titularidad en el Infantil o el Cadete, pero gracias a su trabajo se ha convertido en un puntal del Juvenil. Aquellos que no le han visto jugar tienen que tener en mente a un futbolista muy plástico, elegante en sus formas. Es un medio creativo, capaz de marcar el ritmo de juego. Una mezcla de Fábregas y Xavi en sus formas, tiene pase en corto y largo, una técnica depurada, mucho trabajo y "una interpretación del juego fuera de lo normal". No ha pasado desapercibido y tiene ofertas encima de la mesa de media Europa, sobre todo de la 'Premier'. Una de las primeras cosas que hizo Aguilera al llegar a la cantera fue renovarlo, sabedor de lo que tiene entre manos.
Que Oliver es una de las futuras estrellas del fútbol queda demostrado en el hecho de que con 15 años, Adidas le firmase un contrato. Con esa edad, en España, apenas cuatro o cinco chavales podían presumir de ello. Él, consciente de que es un privilegiado y de los sacrificios que ha hecho su familia por él, no tiene otra cosa en mente que triunfar. Su entorno le ha movido a no descuidar su formación académica así como el trabajo diario
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