Pep Guardiola es un obseso de fútbol. Por todos es sabido ya que vive por y para este deporte, que pasa larguísimas horas encerrado en su despacho viendo videos, imaginando los partidos, preparando las sorpresas que nos dispone cada semana sobre el terreno de juego. mandapelota.com
Ya empiezan a ser clásicos sus envites tácticos con entrenadores de la talla de Emery o Mourinho, y casi siempre ha salido ganador.
Ya empiezan a ser clásicos sus envites tácticos con entrenadores de la talla de Emery o Mourinho, y casi siempre ha salido ganador.
Entonces comprobó que con defensa de 3 y de 4 hombres, esta temporada, la moda de los equipos, era guardar la ropa. Formando dos líneas de presión y defensa cerca de su área y esperar al Barça sacando el juego a las bandas, por donde no se conocía el peligro, ya que la mayor parte de las ocasiones el peligro venía precedido de un movimiento de banda a banda, con la consiguiente basculación defensiva y rompiendo por el centro con pases acertados o paredes de altísimo nivel. Pues Pep Guardiola también puso remedio a eso, y lo hizo con un nuevo jugador. Y no un fichaje cualquiera. Un jugador de cantera, Isaac Cuenca, con capacidad para ofrecer al equipo una alternativa de la que carecía, ganar la línea de fondo y centrar al área.
Parece una quimera pensar que un chico recién ascendido del Barça B pueda tener tantos minutos consecutivos en el esquema táctico del F.C. Barcelona. Y lo cierto es que el extremo, el típico jugador pegado a la cal que desborda a su par, gana la línea de fondo y centra con peligro parecía haber dejado de existir en el Barça. Isaac Cuenca, un romántico, tiene en ese tipo de fútbol su mayor virtud. Y ya lo demostró en Champions, frente al Viktoria Plzen o en su partidazo frente al BATE siendo el rey en un equipo filial, y en Liga frente al Real Mallorca y el Granada, el Rayo, incluso en Getafe, donde su salida al campo dio aire a los de Pep. Al Barça salieron a asfixiarlo por el centro. A que el fútbol de ataque del equipo catalán se introdujese en un embudo de difícil salida, causado por la excesiva acumulación de jugadores. Si el balón iba a las bandas, las defensas rivales lo dejaban ir. No desbordaba por banda. Todos los balones volvían al interior. Y entonces apareció un chico con la velocidad y la capacidad de desborde que necesitaba Guardiola. Quizá sea aún inmaduro, seguro que estará todavía por hacer, y a fuerza de minutos y experiencia irá cogiendo el ritmo de la primera división. Aún es una promesa. Pero ya le ha dado a Guardiola justo lo que buscaba. La alternativa a un ataque embotellado.
Isaac Cuenca tiene sólo 20 años. Aún tiene trayectoria y capacidad sobrada de aprendizaje y rodaje. Necesita más minutos y no siempre se le pueden otorgar al nivel de exigencia que debe responder el F.C. Barcelona. Pero lo cierto es que su irrupción supuso un balón de oxígeno para el centro del campo culé y para el ataque, que ya no sólo busca la pared y el desmarque de ruptura. Guardiola acertó cuando dijo de él que aporta cosas nuevas de las que no dispone en la primera plantilla. Y acertó también dándole todos los minutos que le ha dado a un chico, que promete y mucho. No ha pasado desapercibido para nadie. Alguno, incluso, ya ha comparado sus centros al área con los que metía el mejor Luis Figo que recuerda la afición española. Tiempo al tiempo. Pero atención a este chico, que juega mucho más de lo que parece. ¿Si tiene sitio en el actual plantel azulgrana? Sólo el tiempo podrá decirlo. Por el momento tiene todos los números para ascender al primer equipo la próxima temporada. Ver veremos.
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