La cantera del Espanyol no para de dar frutos. El penúltimo, Paul Quaye (16/09/1995, Accra/Ghana) debutó el pasado domingo ante el Rayo Vallecano en Cornellà-El Prat.
Centrocampista zurdo, de tremenda fuerza y gran habilidad, jugó sus cinco primeros minutos en Primera sustituyendo Kalu Uche. Con 16 años y 177 días se convirtió en el segundo jugador más joven que debuta con el Espanyol en Primera en su centenaria historia, tras Branko Kubala, que lo hizo en San Mamés con 16 años de la mano de su padre, Laszi Kubala.
Quaye es, de la mano del entrenador Mauricio Pochettino, el jugador número 23 de la cantera perica que da el salto al primer equipo. La del ghanes es toda una historia de precocidad en el mundo del fútbol.
Lo reclutó José Manuel Casanova en marzo de 2009, todavía en edad infantil, cuando lo descubrió en la Academia Aspire de Qatar. El entonces coordinador del fútbol base perico también convenció a su compañero Alexander Twene, defensa que se desenvuelve en el juvenil B.
Quaye y Alex fueron 'elementos extraños' para las altas instancias del club blanquiazul, desde que el técnico anunció la intención de contratarlos por unos 20.000 euros. Él, que había firmado en su día a Raúl Tamudo por un saco de balones...
Como un cohete
Quaye, en muy poco tiempo, pasó del infantil al filial perico en Tercera, con el que debutó contra el Santboià el pasado 10 de octubre. Allí estaba la plana mayor del Espanyol para ver sus evoluciones.
Desde el presidente Ramón Condal, al director deportivo Ramón Planes, pasando por el entrenador Mauricio Pochettino el vicepresidente Fernando Molinos y el nuevo responsable del fútbol base, Antonio Morales. Todos tenían ya claro que Quaye iba hacia arriba como un cohete.
Efectivamente era así, porque incluso antes de jugar con el Espanyol B, y compartiendo ya entrenamientos con el primer equipo, los 'espias' de grandes equipos pusieron sus ojos en Paul Quaye.
Manchester United, Arsenal, Barcelona y lógicamente el Málaga, con la llegada de Casanova como nuevo responsbale del fútbol base del club andaluz, quisieron convencerle de que dejara el Espanyol.
Para entonces Quaye ya tenía claro que le debía fidelidad y afecto al club que le trajo a Europa. Más aún desde el momento en que el Espanyol le plantó un contrato por cinco años y le blindó para el futuro. Eso, a instancias de que su tutor Javi Peña alertó del vivo interés del Barça por reclutarle para jugar en el filial.
Palabra de Pochettino
"El míster (por Pochettino) me dijo que era muy joven, que tuviera paciencia. Y que me quedara en el Espanyol porque un día jugaría en el primer equipo", dijo el domingo pasado Quaye, a primeras horas de la tarde, en las entrañas del estadio de Cornellà-El Prat.
Instantes antes había hecho su debut en Primera División, jugando cinco minutos con los grandes. Pochettino había cumplido su promesa, como hizo con los anteriores 22 canteranos que le precedieron.
Quaye, seguramente con un futuro esplendoroso, es consciente de que tendrá que seguir jugando en el filial blanquiazul. Pero la puerta ya se le ha abierto.
Quaye, como muchos otros jugadores que han pasado por su situación, es el claro exponente de la apuesta del Espanyol por la cantera. Mucho más ahora, en tiempos de crisis, en que los clubs deben ajustar sus balances. Quaye es una perla por pulir, en la que Pochettino tiene puestas muchas esperanzas.
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